martes, 15 de enero de 2008

Crónica de lunes

Hoy, 8:30 de la mañana.
Con mucho sueño y muy distraído, hacía el camino hacia mi oficina. Andaba la calle Frondizi aproximándome a la Juan B. Justo.
El semáforo me obligó a esperar. Odio esperar la luz verde, así que busqué algún elemento que me distraiga. Lo único que me llamó la atención era un mendigo que estaba sentado y recostado sobre la pared, justamente entre el edificio del banco HSBC y la casa de fotografías “Bezus”. Esta persona llevaba abundantes ropas y algunas bolsas, lo rodeaba una gran cantidad de perros, unos 10. Supongo que mi atención en realidad se detuvo en ellos.
Verde. El único que cruzaba la calle era yo, y lo hice a paso lento. Cuando pisé el cordón el mendigo se puso de pie… salvó la distancia que lo separaba de la escalinata del banco y comenzó a subir lentamente. Supongo que tenía algún problema en la rodilla izquierda, porque se movía rengueando y levemente encorvado.
En la calle, a la altura de la puerta de la entidad bancaria, aguardaba un camión de caudales. “El Águila” declaraba la gráfica. En la puerta le correspondían dos agentes de seguridad con uniforme militar y armados a ametralladora.
El mendigo siguió caminando hacia la entrada del banco, y fue entonces cuando me detuve. Fue llamativo: uno de los dos agentes, el que quedaba más lejos, comenzó a inquietarse. En cuestión de segundos, el vagabundo salvo los dos o tres metros que le quedaban hacia el guardia y le dijo algo en el oído. Era una escena que jamás hubiera imaginado. El agente al otro lado atinó a caminar rápidamente, pero el que había recibido el secreto levantó la mano en señal de espera y mientras hacía eso, levantó rápidamente su arma y comenzó a dispararle al otro agente, ¡lo llenó de balas! En las piernas y luego a la altura del cuello. La gente que pasaba por ahí comenzó a correr desesperada y los que estaban dentro del banco en la zona del cajero automático entraron en pánico; algunos se arrojaron al suelo y se cubrieron la cabeza con los brazos. Otros entraron al salón de atención al público, corriendo y escondiéndose. Yo atiné a cruzar la calle, y totalmente paralizado observé lo que pasaba.
El asesino abrió fuego contra las puertas de vidrio, que se habían cerrado automáticamente. Evidentemente esta situación lo puso muy nervioso. Miró hacia el camión, le hizo una seña, no pude ver como sucedía, solamente escuché el ensordecedor ruido de una explosión e instantáneamente el Blindex de la puerta se hizo trizas volando los pequeños pedacitos de vidrio por todo el interior del banco.
Sin piedad, el uniformado entró y disparó a todos los que estaban a su paso, ¡a todos!, mató a cada uno de los que estaban en el piso. Todo esto sucedía tan rápido, yo no sabía qué hacer… la gente me corría alrededor, ¡no había policías!.
Al cabo de unos segundos, comenzaron a salir del interior del HSBC los guardias de seguridad del banco, dos uniformados más –aparentemente de la empresa recaudadora de caudales- con bolsas de plata en sus manos. Al final, y disparando hacia atrás, salió el que inició la carnicería corriendo hacia el camión. Y siguiéndole, el mendigo, quien había esperado afuera, con una ametralladora que había extraído de sus ropas. Desde donde estaba no pude ver cuando entraban… en ese momento una persona pasó corriendo y me golpeó tan fuerte que volví a la realidad, y atiné a esconderme detrás de la estructura que esta afuera, en la vereda, justamente en frente de donde había sucedido todo.
El camión comenzó a moverse, hizo marcha atrás, chocando violentamente contra un auto aparcado y muy rápido siguió. Al doblar, vi como volaron los guardias de seguridad del banco, quienes cayeron al cordón y seguidamente recibieron una balacera, sé que solo mataron a uno, el otro milagrosamente se salvó por completo. No recibió un solo disparo.
El vehículo escapista siguió a toda velocidad, corrí hasta la esquina a mirar, y para mala suerte, a mitad de camino tuvo que detenerse porque el semáforo estaba en rojo y había una gran cola de autos. Comenzó a chocarlos, y los autos tuvieron que abrirse paso… por suerte en la siguiente esquina no sucedió nada, no hubieron colisiones a pesar de la cantidad de autos que circulaban.
No se sorprendan aún. Un fuerte ruido a helicóptero comenzó a oírse…. Y en cuestión de segundos lo ví en el cielo… ¡era enorme! Ya había perdido de vista al camión.
Todos mirábamos para arriba… era un helicóptero de guerra, con doble hélice… pasó como un rayo por encima nuestro y unas cuadras más adelante, lo vimos detenerse… quedó fijo en el aire. Y empezaron a descender una especie de cadenas o sogas de gran tamaño que se fueron perdiendo en las edificaciones en dirección al suelo… pasaron unos 2 minutos y la nave comenzó a elevarse, al principio veíamos las sogas más tensas, y de a poco se fue descubriendo el camión de caudales que minutos antes se robaba el banco. Se elevó más y más. Era impresionante ver como desaparecía en el aire… y así lo perdí de vista… primero entre las copas de los árboles, después tapado por los edificios, hasta perderse por completo.
Me sentí un poco impotente al entender que no hice nada… pero… ¿podía hacer algo?
Me acabo de enterar que las sogas que sujetaban el vehículo cedieron y terminaron por cortarse, estaban a punto de aterrizar en Paraguay. No solo explotó; también produjo una tragedia porque cayó en plena avenida Emancipación. Una lástima. El vehículo aéreo pudo estacionarse sin problemas.

Hasta mañana

2 comentarios:

Unknown dijo...

bueno, a mí me pasó algo más que similar, solamente que yo lo vi desde dentro del camión de caudales. Lamentable o afortunadamente, fui uno de los dos rehenes que se permitieron la huída de los delincuentes.
Todo salió bien. El camión que cayó del helicóptero en la avenida era un doble del camión original, donde los condenados cacos llevaban la recaudación del banco y a sus rehenes.
Nos dejaron en un campo cercano a la frontera con Brasil. Al parecer, ellos seguían hasta centroamérica, para tomar allí un barco y, como diría el poeta vernáculo "hacerse de la vieja europa", con un par de billetes en los bolsillos.
Al principio, nos ofrecieron parte del motín y seguir viaje con ellos. Al notar el brillo en nuestros ojos (yo no podía negarme a semejante oferta), desistieron de lo dicho y continuaron viaje solos...
Ahora estoy planeando mi propio Gran robo a una entidad bancaria local. Todo va a ir bien, supongo, sólo que no será tan E Pe Ta Cul Ar como el narrado por Thomas...

hasta ese día, y espero que justamente vos no te encuentres en esa oportunidad, haciendo cola en el banco para tu jefe de turno.

un abrazo, sólo uno...

Ro! dijo...

y yo estaba dentro de la entidad bancaria, por suerte no tenia ni un solo peso en el bolsillo asi q el temor no era tanto, si tanto se entiende por no demayarse y solo un temoblor en las piernas...piernas que no respondieron despues que unas de las balas me pego en el tobillo... busque un pañuelo, q siempre tengo en la cartera, pero obviamente ese día no lo tenia... asi que lo primeor que atine fue a sacarme la bombacha y atarmela en la herida para que deje de sangrar... por que la bombacha y no el corpiño? nunca hay que perder la elegancia y la falta de corpiño se nota...
igual sigo caminando!!